Por: Atziri Mora
Lograr un verdadero liderazgo no se trata de cumplir una serie de pasos, pero al menos existen ciertas características en las cuales podemos identificar a un verdadero líder.
Se dice que un verdadero líder se obliga a escuchar a los demás, la información que cada uno de sus colaboradores posee es de suma importancia para un líder en la base de la organización, el líder jamás debe encasillarse en su posición, al saber escuchar podrá ganarse la confianza de su organización.
Para ser un buen Líder ante todo se necesita ser claro respecto a lo que se quiere decir, cuando surgen problemas dentro de la organización., En ocasiones se debe repetir lo que se desea decir en caso de que la situación sea realmente complicada y resulte ser difícil para comprenderse, pero si el mensaje es claro no habrá necesidad de hacerlo, logrando una buena comunicación y un buen ejemplo de cómo esperan que los demás reaccionen ante la misma situación, para lograr un buen manejo de decisiones y de control la práctica se logra mediante la experiencia, pero jamás arriesgar la credibilidad de la organización
Ante todo como líder debe interesarse en el resultado, no significa que el proceso no sea importante, pero sólo debe enfocarse en lo que es de provecho para la organización y lo que es en verdad útil, el resultado es lo que determina a la organización. Esto permite lograr una mejor funcionalidad dentro del medio y una mayor capacidad de persuasión, practicidad y credibilidad. En lo que jamás debe caer un líder es en la falta de autenticidad, porque llegaría al punto inicio de lo que denominamos fracaso
Ante todo como líder debe interesarse en el resultado, no significa que el proceso no sea importante, pero sólo debe enfocarse en lo que es de provecho para la organización y lo que es en verdad útil, el resultado es lo que determina a la organización. Esto permite lograr una mejor funcionalidad dentro del medio y una mayor capacidad de persuasión, practicidad y credibilidad. En lo que jamás debe caer un líder es en la falta de autenticidad, porque llegaría al punto inicio de lo que denominamos fracaso
Un verdadero líder debe creer y someterse a la idea de que la misión es lo más grande y más significativo que él mismo. Esto es de gran ayuda para ver el verdadero contexto de la situación y de cada circunstancia, aunque sea de gran interés existe la diferencia entre la misión y el líder, el líder jamás debe estar en primer plano debe ir a la par, para así lograr un buen principio de liderazgo.
Un líder debe saber exigirse y saber exigir a los demás, y debe reconocer cada logro que realizan los colaboradores dentro de la organización. El respeto y la autoestima entre sus colaboradores son uno de los aspectos más importantes y al conocerlos es así como se puede esperar lo mejor de ellos. Esto provoca que se utilicen términos generales al hablar de la organización, es decir, “nosotros” y no “yo”.
Un verdadero líder no crea utopías, es realista y se esfuerza en aprender de sus circunstancias, se guía ante todo por su conocimiento de sus logros y de los posibles riesgos, que en ocasiones son fáciles de visualizar y otras veces resultan ser involuntarios, sabe que las utopías jamás serán realizables.
Uno de los principales puntos que surgen para determinar a un buen líder, es saber que los verdaderos líderes no nacen y tampoco se hacen, la experiencia es lo que los irá formando de acuerdo al punto en el que se encuentren. Debe saber reconocer cómo ha de actuar ante una situación y sobre todo cómo saber aprovechar una oportunidad cuando se presente, es aquí donde el líder reflexiona ante las decisiones que se tomen en la organización y donde se puede apreciar la verdadera visión del líder de manera particular pero que al fin y al cabo irá de la mano con la visión que se determine en la organización.
Estos son puntos clave para determinar a un buen líder, pero ante todo se observan las alternativas y prioridades que un líder realmente posee, es decir, un buen líder debe saber elegir y anticiparse antes que nadie a las circunstancias, y jamás dejar a un lado la postura de líder, pero a la vez mantenerse a la par con el concepto de sus colaboradores, es decir, de un “nosotros”.
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