Por: Ma. Fernanda Vergara Bernal
En las últimas décadas, el ser humano se ha visto bombardeado por la creciente gama de medios informáticos. Con la globalización, las jerarquías económicas han logrado sacar provecho y subsistir en los grandes mercados para posicionarse en rubros mucho más altos; pero para muchos otros el estancamiento ha sido tajante, los ricos se hacen más ricos y los pobres se hacen más pobres.
La sociedad mexicana se ha obstruido al momento de generar nuevas empresas. Podemos hablar que la ideología de alguna manera nos estanca; ideología que nos hace pensar que existen unos más poderosos que nosotros, sobre el abuso de poder, que hace que se creen adversarios imaginarios, esto crea que el mexicano este en constante lucha, no solo con los fantasmas del pasado si no también con los del presente.
Basándonos en El Laberinto de la Soledad de Octavio Paz, el obrero mexicano se ha visto hecho para el trabajo forzado, un ser menos valorado que un extranjero, digamos europeo, con costumbres claras e ideologías propias; la mujer vista sumisa y que es manejada fácilmente.
Nuestros indígenas se muestran dueños de su propia cultura, no dejan que ideas nuevas sean adquiridas o integradas a sus costumbres lo que los hace puros de pensamiento y de acción.
Por el contrario, el hombre urbano busca hacerse con todas las costumbres que le hagan feliz ignorando el “hecho” de que esto le “cambia” su identidad cultural siendo vistos de una forma inferior a los demás porque no pueden ser creadores por si solos de sus ideales, dejando en claro que si cultura no es algo importante para ellos, al adoptar formas de vida, costumbres, y consumiendo productos de otros países.
Pero ¿cómo sería si todo esto cambiara? Si pudiéramos crear desde raíz nuevas ideas hacia gestionar nuestros propios productos, empresas, a explotar toda la materia prima con la que cuenta nuestro país. México podría convertirse en un país de riqueza, no solamente cultural y social si no también en productor y creador de nuevas formas de consumo.
No se trata de volvernos más consumistas de lo que ya somos, si no de fortalecer aquellos sectores donde se fomente la creación de empresas. Donde la ideología del estudiante que estudia no sea solamente el “trabajar para” si no yo “creo para”. Se trata de tener visión a futuro, de no quedar estancado en lo que me pueden dar, si no pensar en lo que yo podría ofrecer. Podemos buscar ser diferentes en carácter social y económico. Unificándonos como sociedad conociendo toda nuestra cultura, retomando nuestras tradiciones, comprendiendo nuestra historia, y también como nuevos visionarios a futuro.
Fuente: El Laberinto de la Soledad - Octavio Paz
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