lunes, 23 de mayo de 2011

Planificación: fundamento del movimiento electoral de masas.

 Por Carlos Sanorti

La planificación contribuye a la eficacia y la eficiencia de cualquier actividad en una organización, pero en las actividades de movilización electoral, se hace aún más necesaria.

Sin duda alguna los movimientos electorales necesitan de la coordinación y disposición de las personas para llevarse a cabo, y precisamente por tratarse de su tiempo y esfuerzo los encargados del movimiento deben ser exigentes con la eficacia de sus acciones y ser cuidadosos con la manera en que los conducen.

En un artículo publicado por la revista Campaigns & Elections en español, se plantea la forma en la que debe de conducirse una planificación del movimiento electoral de masas, cuyo objetivo primordial es dirigir y crear una cultura organizativa basada en la sistematización de recursos.

Planificar las intervenciones que se tienen durante una movilización de masas es importante porque facilita la toma de decisiones ante la necesidad de priorizar recursos, ahorra tiempo, permite realizar un seguimiento claro y mejora el clima bajo el cual se trabaja.

La planificación de un movimiento electoral se vale de tres fases. La primera está ligada a investigar y conocer las condiciones a las cuales se está enfrentando.

Dentro esta fase es importante retomar las diversas opiniones de los ciudadanos, pues las propuestas enriquecen mucho los proyectos y disminuyen las posibilidades de tener errores que nos interfieran con el éxito de la elección. Además es necesario encaminar las acciones hacia una misma zona y mostrarnos cercanos y accesibles a los ciudadanos.

La segunda etapa está encaminada a trabajar con las propuestas recibidas en la primera fase y aumentar la relación con los ciudadanos. Se debe de mostrar compromiso y dar solución a aquellas demandas y problemas a los que habitualmente se enfrentan. En esta etapa deberán dejarse de 2 a 3 días entre cada visita, se deben rotar las zonas, así como elaborarse objetivos electorales numéricos a partir del análisis de los datos que se obtienen, con el fin de unificar el trabajo para lograr los objetivos.

Durante esta etapa las acciones deben destinarse a establecer una relación entre los votantes y los ejes básicos del proyecto.

En la tercera y última fase debe de tenerse un contacto directo con el votante, tener apariciones mediáticas y programar y evaluar las acciones diariamente.

Es importante establecer que un plan de movilización electoral debe de segmentarse el territorio, pues sólo así se lograrán estrategias más precisas. La localización del territorio entre votantes propios, potenciales, indecisos, votantes del adversario y abstencionistas ayudan a establecer las zonas que requieren de más trabajo electoral.

Dentro de las estrategias más importantes al crear la planificación se encuentran firmar programas de asociación con los ciudadanos, hacer manifiestos de apoyo de colectivos, hacer un plan de constitución de apoyo al candidato, establecer un buen clima de trabajo, con sentido de compañerismo y crear proyectos a la altura de las necesidades.
Siempre se debe de tener en mente que el mejor recurso son las personas, por lo que cuidar de ellas y atender sus necesidades facilita la creación del plan.
El desglose de todas estas actividades y tareas ayudará a contemplar en su totalidad el método que se utilizará y develará aquellas otras que no han sido consideradas pero que son necesarias. Una excelente forma para darse cuenta de ello, es que el plan debe de salir de lo rutinario, pero sin abandonar lo concreto.
Un plan de movimiento de masas ayuda a colocar de la mejor manera las estrategias, basándose en las experiencias de años de gestión. Cada campaña es diferente y debe de ser realizada en cada elección, pues el tiempo y contexto siempre es diferente.




Toboso, I. (2011, febrero). Planificación: fundamento del movimiento de masas. Campaigns & Elections, Año 2, No. 14.

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